Este ha sido el año. El de los descubrimientos. El de las sorpresas. El del despertar.
Este año fue la clave, porque aunque muchos digan que son malos los momentos de crisis y deben olvidarse, es mentira. Es un punto de inflexión y una puerta. El año en que me descubro y me valoro. Tengo un don y he de aprovecharlo.
Una desilusión no ha de ser negativa si la analizas correctamente. Es un sobrante del que debes desprenderte, puesto que te hace mal. "Debes alejarte de aquello que te provoca ansiedad". He descubierto que hay mucha gente mala disfrazada de buenas intenciones. "The road to hell is paved with good intentions".
He descubierto que hay mucha gente buena, y solo una persona incondicional. Hay otras culturas maravillosas de las que me he enamorado. Hay una ciudad y hay muchos destinos. En definitiva, hay vida.
Hoy me han tocado los huevos por segunda vez en las navidades y me siento en la obligación de decir esto. Para la gente que no somos católicos practicantes, la navidad son solo lucecitas y gilipolleces, pero nos contagiamos del que llaman "verdadero espíritu navideño" comprando regalos y juntándonos con la familia.
Como cuando éramos niños: no os creáis que por ser buenos ahora, los reyes os traerán los regalos que pedísteis, en vez de carbón o nada. Es muy triste y muy hipócrita. Solo son unas lucecitas de mierda y unos deseos vacíos que no palian nuestras malas acciones. No calientan corazones; solo adornan, como las mentiras.
Somos muy hipócritas. Pero siempre algunos más que otros.
Cuando pongo los adornos en casa, se abre la veda de la navidad definitivamente, no cuando a Gallardón le da la gana y pone las lucecitas a principios de noviembre para que todo el mundo se empape de espíritu (consumista) navideño.
Por lo general, comienza cuando a Rudolph se le enciende la naricilla. Es una pena que apenas salgan resultados en imágenes de Google buscando "reni".
