Es extraño cómo las cosas han cambiado. Acciones que a priori parecen etéreas terminan siendo las causas primeras de una larga cadena de guiños y misterios que determinan un estado mental: la exclusión.
Supongo que el sentimiento primario en el ser humano es, como lo es en el reino animal, el instinto de supervivencia. Exclusión y supervivencia van de la mano en determinadas situaciones. Cuando varios elementos encuentran vínculos surgen peligrosas uniones por simpatía que crean un estrecho cerco que termina por ser exclusivo y excluyente. Determinados elementos que en su día tuvieron seguridad y certeza de sí mismos, hoy ya no gozan de tal virtud. Esa exclusión viene patrocinada por esa carencia de hoy día, convirtiéndose en la única forma de supervivencia. Dar la espalda jamás fue tan importante y descarado.
Pero la verdad de todo esto es que al final solo quedan en pie los personajes realmente importantes en nuestra vida, y el hecho de que nadie es imprescindible.
Supongo que el sentimiento primario en el ser humano es, como lo es en el reino animal, el instinto de supervivencia. Exclusión y supervivencia van de la mano en determinadas situaciones. Cuando varios elementos encuentran vínculos surgen peligrosas uniones por simpatía que crean un estrecho cerco que termina por ser exclusivo y excluyente. Determinados elementos que en su día tuvieron seguridad y certeza de sí mismos, hoy ya no gozan de tal virtud. Esa exclusión viene patrocinada por esa carencia de hoy día, convirtiéndose en la única forma de supervivencia. Dar la espalda jamás fue tan importante y descarado.
Pero la verdad de todo esto es que al final solo quedan en pie los personajes realmente importantes en nuestra vida, y el hecho de que nadie es imprescindible.