Parece que ya vuelve, y antes que de costumbre. Como todo concepto que se precie, ha sufrido transformaciones. Hasta hace escasos 30 años -incluso menos- era una época que tenía mucho que ver con el crisitianismo. Ahora, ya no tanto. ¿Qué hace un reno colgado en mi árbol de Navidad? Un momento... ¿qué es esto de un árbol de Navidad?
La respuesta no es fácil o no sabríamos darla así de primeras. ¿Tiene algún contenido todo esto? La verdad es que no. Supongo que simplemente es una respuesta condicionada ante el estímulo del frío que recibimos especialmente en esta época. Nos quedamos en casa, salimos menos, nos aburrimos y colocamos los adornos de Navidad, que son básicamente cosas brillantes, palitos de luz -nadie entra en el cielo sin ir iluminado-, bolitas, muñecos, figuritas, centros de mesa, velas... etc. Tomamos más cosas dulces, como chocolatazo, turrón, polvorones, mazapán, y comidas más pesadas de lo normal. Comidas familiares.
Ya pocos belenes quedan, y si quedan, no simbolizan lo que deberían. Los niños piden regalos a Papa Nöel y a los Reyes Magos -vaya chollo, por partida doble- y supuestamente todo se hace material. Pero también hay cosas buenas en esa materialidad y falta de significado. Es una tradición absurda, pero es una tradición que hace felíz a la gente y enriquece a muchos. Esta última frase parece terrible, pero por mucho que critiquéis, nadie le salvará la vida a nadie, ni se librará de la Navidad.
Y anda que no molaría volver a creer en los Reyes...
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5 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo con esa ultima frase y con todo lo demás. Por mucha hipocresía y consumismo que haya en Navidad siempre huele a algo especial...mmm :)
Y la peor navidad de todas es en la que ya sabes que es todo mentira...vaya chasco!
Azpe
Joder, ya ves...ya nada es lo mismo.
Con la ilusión que me hacia encontrarme las copas de champán medio vacias y el turrón y los dulces mordisqueados pensando que melchor, gaspar, baltasar y los camellos habian probado nuestra "ofrenda" xD (si si, yo convencida de que los camellos habían entrado en mi casa y se habían comido el turrón y las nueces...qué felicidad)
De hecho, yo luego olía el sofá para ver cómo les olía el culo real.
jajajaja, bendita inocencia
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